La espiritualidad es la esencia más pura del ser. Me ayuda a conocerme a mí mismo, a descubrir quién soy realmente más allá del ego y las apariencias. Me permite entender que no soy solo un cuerpo o una identidad, sino parte de un todo infinito.

Me invita a reflexionar sobre la pregunta: «¿Me conozco y comprendo mi conexión con el universo?» Para ello, debo mirar hacia dentro de mi, conocerme y sentir que soy una expresión del universo, no algo separado de él. Si me pregunto «¿Cómo cultivo la paz interior y descubro mi potencial?», encuentro la respuesta en la meditación, la gratitud y la conciencia del presente. La paz nace cuando dejo de aferrarme a los miedos y me abro a mi verdadera naturaleza.

La espiritualidad no es un destino, sino un camino de autodescubrimiento personal. Es aprender a vivir en armonía con lo que soy: luz, conciencia, amor, energía universal, etc.